Este libro es un canto a la vida. Al mar, la lluvia, las flores,la luz, el verano. Es el reflejo de un alma no tocada por el dolor o el espanto. Pureza de una esperanza en que el amor llegará con sus clarines a tocar el alma de la misma manera que la ola a la playa, o el paso de la brisa  a las ramas  de los árboles. Es la obra de una joven Stella Sierra, entusiasmada en su comienzo y que entra con paso firme  en una trayectoria poética  impecable. Ninguna palabra fuera de lugar, respeto por la forma y las complejas leyes del lenguaje versificado. No en vano fue premiada en la primera versión del concurso literario Ricardo Miró, en 1942. Para aquellos que gustan de la poesía de vestido formal cuyo tema es la belleza, la sencilla dignidad que la naturaleza pone sobre su obra siempre cambiante, el paisaje, la luz que atraviesa las cosas y las almas, este libro es perfecto. Su nombre alude a la alegría por la propia existencia y la posibilidad de percibir la belleza que la rodea.

En tiempos en los que la poesía ha sido maltratada por el descuido y el alma por la superficialidad, conviene darle un repaso a este libro. Leerlo en voz alta y dejarse contagiar de su entusiasmo y su  acertada observación de las cosas sencillas gratuitas, hermosas.